Educ@ción en Contexto, Vol. VIII, N° 16, Enero-Junio, 2022. ISSN 2477-9296
Algunas reflexiones sobre pensar, luego escribir bien
Marcia Alfonzo1
marcia.alfonzo@gmail.com
Unidad Educativa Colegio “C.E.P.A.”
Venezuela
Recibido: Abril, 2021
Aceptado: Octubre, 2021
RESUMEN
El presente ensayo conlleva a una disertación sobre pensar, luego escribir bien. Para algunos es una bendición, para otros es una condenación; el arte de pensar, escribir bien y viceversa requiere reflexión y concienciación, pues desde la perspectiva de Paulo Freire, aprender a decir la “palabra verdadera” te libera, y a su vez, transforma el mundo. Igualmente, Simón Rodríguez, erudito maestro, cuyas ideas de manera persistente señalan la importancia de pensar, de otorgarles “luces y virtudes” a los marginados, ya que así se lograría ciudadanos modelos, mas no “brutos” ni “esclavos” de una estructura hegemónica opresiva. Por lo tanto, toda práctica educativa requiere ser resignificada y reconfigurada, la sociedad demanda ciudadanos que no sean subordinados de ideologías dominantes. En fin, hay que formar estudiantes capaces de dar una opinión propia, acertada, crítica, constructiva y transformadora.
Palabras clave: pensar, escribir bien, reflexión, concienciación, palabra verdadera.
Some thoughts on thinking, then writing well
Marcia Alfonzo
marcia.alfonzo@gmail.com
Unidad Educativa Colegio “C.E.P.A.”
Venezuela
Received: April, 2021
Accepted: October, 2021
ABSTRACT
This essay leads to a dissertation on thinking and then writing well. For some it is a blessing, for others a condemnation; the art of thinking, writing well and vice versa requires reflection and awareness, because from Paulo Freire's perspective, learning to speak the "true word" liberates you, and in turn, transforms the world. Likewise, Simón Rodríguez, an erudite teacher, whose ideas insistently point out the importance of thinking, of giving "lights and virtues" to the marginalized, since this would lead to model citizens, but not "brutes" or "slaves" of an oppressive hegemonic structure. Therefore, it is necessary to resignify and reconfigure all educational practice; society demands citizens who are not subordinated to dominant ideologies. Finally, it is necessary to form students capable of giving their own accurate, critical, constructive and transformative opinion.
Keywords: thinking, writing well, reflection, conscience, true word.
Algumas reflexões sobre pensar, depois escrever bem
marcia.alfonzo@gmail.com
Unidad Educativa Colegio “C.E.P.A.”
Venezuela
Recebido: Abril, 2021
Aceitação: Outubro, 2021
RESUMO
Este ensaio leva a uma dissertação sobre pensar e depois escrever bem. Para alguns é uma bênção, para outros é uma condenação; a arte de pensar, escrever bem e vice-versa requer reflexão e consciência, pois da perspectiva de Paulo Freire, aprender a falar a "verdadeira palavra" liberta, e por sua vez, transforma o mundo. Da mesma forma, Simón Rodríguez, o professor erudito, cujas idéias apontam persistentemente para a importância de pensar, de dar "luzes e virtudes" aos marginalizados, pois isso levaria a cidadãos modelos, mas não "brutos" ou "escravos" de uma estrutura hegemônica opressiva. Portanto, todas as práticas educacionais precisam ser re-significadas e reconfiguradas; a sociedade exige cidadãos que não estejam subordinados às ideologias dominantes. Em resumo, os estudantes devem ser educados para poderem dar suas próprias opiniões precisas, críticas, construtivas e transformadoras.
Palavras-chave: pensamento, boa escrita, reflexão, consciência, palavras verdadeiras.
En el área de lengua y comunicación, muchas veces, se trata de asociar el escribir bien a cada persona alfabetizada como algo sencillo. No obstante, lo que para unos es una bendición, para otros es una condenación. El escribir no es solo emitir o soltar palabras en un trozo de papel, es decir, al escribir se envían pensamientos, emociones y contenido para nutrir, además de expresar una fuerte ideología.
Al respecto, Serra (2015) en su publicación online expresa: “Escribir: arte inmortal y único. Nadie lo hace como nadie. Escribir es pasear por las ideas, es plasmar emociones, es una forma de ver la vida; escribir es, en fin, hablar con las manos” (p. 9).
Bajo esta premisa, el escribir bien abre la posibilidad de entrar a un mundo de pensamientos críticos-constructivos, caracterizados por la técnica de organizar, estructurar y jerarquizar pensamientos. El escribir es garantía para un provechoso crecimiento personal, así como un desarrollo profesional.
Freire (2008), en su obra “Pedagogía del Oprimido” sostiene la importancia sobre aprender a decir la propia palabra, declara que la palabra es acción y reflexión, fuertemente interrelacionadas, tanto es así que “sacrificada … una de ellas, se resiente inmediatamente la otra”, porque en este entorno “decir la palabra verdadera es transformar el mundo” (pp. 105-106).
Por tanto, escribir bien y pensar para escribir es un binomio intrínsecamente interrelacionado producto de sublimes reflexiones. Siendo en este punto necesario acotar a partir de la postura de Marina (2009) que, “aprender a pensar” es la competencia más básica de todas, pues ningún aprendizaje o conocimiento podrá darse en nosotros si antes no hemos aprendido a interpretar la información. (pp. 3-4)
La capacidad de discernimiento, de relación, y de comprensión y valoración del mundo hay que inculcarla, no aparece “porque sí” en el alumno en cuanto lo ponemos delante de toneladas de información. Es una de nuestras tareas como docentes, si no la más importante, ayudar al alumno, como diría Sócrates, a alumbrar el conocimiento, a “concebirlo”, algo que solo puede hacer por sí mismo, pero para lo que necesita sin duda una guía. (Marina, 2009, pp. 3-4)
Desde este punto de vista, una persona que aprende a escribir, pensar y viceversa, sabe discernir cuando es oportuno hablar, y cuando es conveniente callar; por lo demás el arte de escribir no es únicamente dar mensajes, sino también recibir mensajes, ya que, el saber leer comprensivamente permite a cualquier persona conocer, ahondar y reflexionar para después dar una opinión certera, crítica y constructiva.
En analogía, cualquier individuo sabe pintar, pero no todos los pintores crean arte. Asimismo, pasa con quienes escriben, la mayoría son capaces de escribir, pero no todos son capaces de crear un documento escrito, digno de ser apreciado, que transcienda en el tiempo y en la mente de los lectores. Por lo tanto, al decir de Rojas (2020) “Escribir es un Arte”, no toda persona tiene la cualidad de expresar con palabras escritas sus pensamientos o ideas, muchas se valen de referencias para plasmar aproximaciones o sustentar sus escritos. Así como otras tantas, plagian contenidos escritos por no poder generar una idea propia.
En consonancia a lo anterior expuesto, Velásquez (2018), reporta que los estudiantes de esta generación no se encuentran interesados en pensar y crear manuscritos genuinos, únicamente memorizar y repetir. En palabras del autor, argumentando dicha situación problemática descrita, señala lo siguiente:
Lacan lo dijo en su momento, y pocos entendieron sus palabras. Planteó que vendría una anorexia mental, la cual se puede leer como la falta de deseo de saber….
Con esto nos encontramos casi todos los docentes que nos formamos en el siglo 20 [sic] … los estudiantes de hoy no quieren leer, no quieren aceptar que existe un concepto que soporta y sustenta el hacer…exigen que la clase sea dinámica y ni ellos mismos logran entender su demanda…No les gusta desacomodarse, quieren aprender a partir de lo que ellos creen que es el conocimiento. Es decir, antes que entrar a discernir y hacer un análisis de un concepto para plantear nuevas formas de hacer, piden que se les muestren cómo hacer, para ellos reproducir eso que, si les gusta, van a hacer.
En otras palabras, no quieren pensar, solo piden una instrucción para memorizar y repetirla según su forma de asimilar tal adiestramiento. Como el estudiante de hoy no lee o se resiste a leer autores que plantean conceptos capitales porque “son muy aburridos y eso no sirve para nada”, difícilmente puede adquirir una posición crítica y argumentada de su realidad. (pp. 2-8)
Sin embargo, ningún problema tiene solución sencilla, pero tampoco es imposible de resolver, únicamente son nudos críticos que requieren ser abordados con un abanico estratégico acorde a la realidad suscitada. Las adversidades presentes en la práctica educativa son comunes en un aula de clases de cualquier institución. En este sentido, hay que reconfigurar si se desea reinventar. Por lo que, de acuerdo a dicho silogismo, Swartz (2018), manifiesta la importancia de realizar renovaciones motivadas a:
Pensar y razonar correctamente es un acto social, por eso es tan importante que, en las escuelas, los estudiantes se desarrollen, compartan ideas y aprendan trabajando en cooperación…entre el 92% y el 95% de lo que aprendemos en la escuela no afecta a la vida de los estudiantes una vez que la abandonan.
Transformar y cambiar la forma en la que se enseña en las aulas… es ayudar a que los los [sic] estudiantes desarrollen habilidades de pensamiento crítico y creativo, que serán importantes para su vida. No se trata de memorizar cosas, sino que razonen lo que aprenden, así lo entienden y asimilan mejor. (pp. 1-3)
De acuerdo al panorama puntualizado, si bien lo enseñado en un aula de clases no es significativo y factible en la cotidianidad del estudiante, es decir, no se está enseñando a leer, pensar y escribir reflexivamente, entonces, es indudable el tener que sentar cimientos diferentes a los que se vienen aplicando en la práctica educativa, y así trabajar sobre las debilidades para producir cambios en la enseñanza, y en los estudiantes.
Las ideas que nutren y fomentan la enseñanza de un pensamiento crítico para aprender a pensar, y luego escribir bien bajo el acto de la reflexión profunda, siempre han estado presentes. Por ejemplo, en la historiografía de Venezuela, se han destacado pensadores y escritores de notable relevancia en el contexto, no sólo nacional, sino internacional.
Rojas (2020) en su escrito “El Arte de Escribir” menciona un personaje, cuyo intelecto y visión va más allá de su época, no escribía simples reflexiones basadas en las obras de grandes filósofos; él pensaba, maduraba, meditaba, se apropiaba de una realidad y era capaz de esculpir constructos teóricos en ideas que marcaron pensamientos, los cuales trascendieron en el tiempo. Dicho personaje, sin más preámbulos, es Simón Rodríguez, su legado, a juicio del imaginario colectivo, es considerado genuino, sublime y de invaluable valor.
El autor exalta el legado del maestro de maestros, Don Simón Rodríguez, a quien el Libertador llamó “El Sócrates de América”. La palabra escrita de este personaje es calificada por el autor como preponderante, un instrumento de liberación y transformación.
Resulta importante resaltar que el pensamiento de Simón Rodríguez, nace durante los siglos XVIII y XIX en un contexto político, económico y social de opresión, donde las estructuras hegemónicas poco defienden la esperanza de cambiar la situación de inequidad social. De allí que la realidad social descrita y defendida por el Sócrates de América es la desigualdad reflejada en los grupos marginados. En su obra “Sociedades Americanas” del año 1828, hace un aclamado desafiante donde su voz confiere lo siguiente:
Dénseme los muchachos pobres, o dénseme los que los hacendados declaran libres al nacer o no pueden enseñar o abandonan por rudos, o dénseme los que la Inclusa bota porque ya están grandes o no puede mantenerlos o porque son hijos ilegítimos. (p. 125)
La lucha de este personaje, entonces, se direcciona hacia todos aquellos rechazados y excluidos sociales. Concibiendo el acceso a la Educación como un derecho que no debería ser limitado por inequidad social, motivo que influye e impulsa su continua pugna para lograr cambios en el sistema a favor de las víctimas de vejaciones y abusos, los cuales no podían salvaguardarse debido a su ignorancia. De allí su incesante preocupación para proteger, formar e instruir a los marginados sociales.
Para Rodríguez (1990), un simple libro es un arma poderosa capaz de cambiar concepciones. Sin embargo, a su juicio, eran más importante las ideas que la letra escrita, o sea, pensar era más importante que escribir; lo confirma en palabras cuando expresa: “La libertad de adorar supone la de pensar, creer y hablar, y ... promete la de escribir” (p. 31).
En consecuencia, el desarrollo del pensamiento otorga la oportunidad de formar personas críticas, y no simples miembros de una ideología dominada por un escrito. Es necesario considerar, entonces, el conocimiento como algo que se construye por medio de la reflexión profunda, y no sujeto a un texto prescrito, ya que la persona “que no sabe cualquiera lo engaña”, porque “la ignorancia es la causa de todos los males que el hombre se hace, y hace a otros” (Rodríguez .1990, pp. 32-33).
Bajo estas premisas, desde el punto de vista de la autora del ensayo, Simón Rodríguez, reconoce el valor de buscar una práctica educativa capaz de motivar, tomar postura, aprender, debatir y concienciar a cada aprendiz para prorrumpir su propia palabra desde el pensar. Puesto que el generar cambios en el contexto educativo demanda un nuevo discurso avezado de marcar una diferencia para construir y consolidar una práctica educativa basada en una pedagogía crítica, ya que, los contextos de opresión, desigualdad, violación, injusticia y explotación, han sido, y serán siempre las principales amenazas para las personas vulnerables que integran una sociedad.
Desde esta perspectiva, solo cuando las personas asimilen profundamente su situación de exclusión e igualen sus expectativas hacia una transformación social, podrán transfigurarse en sujetos y actores colectivos. El arte de pensar emerge desde la concienciación, sin esa mirada racional toda construcción carece de base.
Es este sentido, el desarrollo de un pensamiento crítico está determinado por el aprender a pensar como una herramienta poderosa que lleve a las personas a tomar conciencia frente a las situaciones de injusticia, opresión e ideologías dominantes.
Por tal motivo, Simón Rodríguez planteaba la necesidad de una práctica educativa que avale el pensamiento crítico y la autoreflexión, los cuales son dos aspectos idóneos que ayudan a develar los intereses subyacentes en los grupos sociales. En otras palabras, enseñar desde la situación del que aprende, sin reducir la enseñanza y aprendizaje a un simple ejercicio de imponer o depositar ideas en el sujeto. Quien aprende debe comprender su realidad. A tal efecto, “el título de Maestro no debe darse sino al que sabe enseñar esto es, al que enseña a aprender, no ... al que manda aprender, o indica lo que se ha de aprender, ni ... al que aconseja que se aprenda” (Rodríguez, 1990, p. 298).
Las propuestas educativas hechas por el “Sócrates de América” plantea una Educación que involucra un nivel de compromiso y el reinvertarse, tanto del que aprende como de quien enseña. De lo contrario, el escenario descrito en el documento “Luces y Virtudes Sociales” del año 1875 tiene una probabilidad de pasar a ser una total realidad. En el mencionado documento expresa:
Por falta de Lójica [sic] en los Padres, zelo [sic] en los Gobiernos, y de Pan en los Maestros, Pierden los niños el tiempo leyendo sin boca y sin sentido, pintando sin mano y sin dibujo, calculando sin extensión y sin número. La enseñanza se reduce á [sic] fastidiarlos diciéndoles, á [sic] cada instante y por años enteros, así-así-así y siempre ASÍ, sin hacerlos entender por qué ni con qué fin, no ejercitan la facultad de PENSAR, y se les deja ó [sic] se les hace viciar la lengua y la mano. (op cit. p. 99)
Tomando en atención lo descrito previamente, se hace consciente la necesidad de reconocer realidades, adecuar contextos e impulsar desafíos que se direccionen hacia una práctica educativa reflexiva. En consecuencia, el trabajo educativo debería convertirse en una actividad que otorgue respuestas a las necesidades desde experiencias significativas, donde el manejo del poder pensar, más que escribir, indudablemente, ayude a empujar un proceso de transformación.
Prosiguiendo, el poder que otorga la concienciación reflexiva estriba en una Educación formadora de personas capaces de lograr un sentimiento, y “este sentimiento nace del conocimiento que cada uno tiene de sus verdaderos intereses; y para adquirir este conocimiento debe haber Escuela en las Repúblicas… y Escuela para todos, porque todos son ciudadanos” (Rodríguez, 1990, p. 34).
Sin duda alguna, la práctica educativa auspiciada por Simón Rodríguez en miras de una Educación igualitaria, busca que todo estudiante más allá de Escribir bien aprehenda a Pensar, luego Escribir; ya que la “facultad de pensar” creará nuevos escenarios sociales producto de los nuevos hábitos de enseñanza y aprendizaje. Los ciudadanos del mañana es el sueño que se engendra en la sociedad del presente.
En este sentido, cada Escuela, Colegio o Liceo es un aparato de transformación social, es allí donde cada estudiante debe ser formado bajo la posibilidad de ocupar un lugar en su entorno de poder, en otras palabras, el poder cambiar su realidad lejos de ideologías dominantes que los haga subordinado de intereses individualistas.
Por esto, cualquier cambio social inicia en la Escuela, lugar que debe constituir un abanico de posibilidades para incentivar los espacios de discusión desde problemas reales y propios del entorno que habitan, dado que “la sociedad va cambiando… nuestros alumnos y alumnas también evolucionan y está en manos del docente enseñar a pensar en este siglo XXI” (Santamaría, 2019, p. 2).
Desde allí, todo proceso educativo bajo el marco de una Educación con justicia social representa una novedad inherente al sistema escolar, “pensemos … que muchos de nuestros alumnos y alumnas se dedicarán a profesiones que puede que aún no existan”, por lo que se hace tarea esencial “favorecer el pensamiento y más concretamente el pensamiento crítico … en nuestras escuelas” (Santamaría, Op. cit., pp. 3-4).
La meta es la formación de estudiantes bajo una práctica pedagógica resignificada y redefinida desde una visión autocrítica, crítica, reflexiva, en conexión con el momento histórico, y tomando en cuenta opiniones, necesidades e ideas. Al decir de Rodríguez (1980),
“cada jeneración [sic] es árbitro de su suerte”, “sin conocimientos el hombre no sale de la esfera de los brutos y sin conocimientos sociales, es ESCLAVO”, así que “ENSEÑEN! [sic] ... ENSEÑEN!! [sic] … mil veces ENSEÑEN!!! [sic] y obtendrán mucho más de lo que desean” (pp. 91-111).
El pensar, para luego escribir bien, es reflexionar y accionar para alcanzar una práctica pedagógica que permita concienciar situaciones cotidianas que marcan la vida de cada persona, el lograr apropiarse de las palabras producto de una reflexión y poder compartir los pensamientos mediante la lengua hablada o escrita; es la metamorfosis que se aspira conquistar a través de una Educación para el compromiso social, cimentada en el desarrollo del pensamiento crítico. Es preparar estudiantes, conscientes y responsables, que puedan expresar su propia palabra.
Referencias
Freire, P. (2008). Pedagogía del Oprimido. Siglo Veintiuno Editores.
Marina, J. (2009). ¿Por qué Aprender a Pensar? Aprender a Pensar. https://aprenderapensar.net/2009/06/05/por-que-aprender-a-pensar/
Rodríguez, S. (1990). Sociedades Americanas. Biblioteca Ayacucho.
Rodríguez, S. (1980). Inventamos o Erramos. Monte Ávila Editores, C. A.
Rojas, A. (2020). El Arte de Escribir. Revista la Comuna: Cultura y Memoria. https://www.revistalacomuna.com/cultura-y-memoria/el-arte-deescribir/
Santamaría, M. (2019). 8 Claves para Profesores que quieren Enseñar a los Niños a Pensar. Guía Infantil. https://www.guiainfantil.com/educacion/ escuela-colegio/8-claves-para- profesores- que-quieren-ensenar-a-los-ninos-a-pensar
Serra, R. (2015). El Arte de Escribir. ViceVersa Magazine. https://www.viceversa-mag.com/el-arte-de-escribir-2/#:~:text=Todo%20est%C3% A1%20en%20el%20c%C3%B3mo,fin%2C%20hablar%20con%20las%20manos.
Swartz, R. (2018). Enseñando a Pensar Mejor. BBVA Aprendemos Juntos. https://aprendemosjuntos.elpais.com/especial/ensenar-a-pensar-mejor-robertswartz/
Velásquez (2018). Los Jóvenes no quieren Pensar, solo Memorizar. Las 2 Orillas. https://www.las2orillas.co/los-jovenes-no-quieren-pensar-solo-memorizar/
1 Docente de Aula, Unidad Educativa Colegio “C.E.P.A.”. Profesora de Geografía e Historia, Universidad Pedagógica Experimental Libertador-Instituto Pedagógico de Caracas. Magíster en Educación, Mención Enseñanza de la Historia, Universidad Pedagógica Experimental Libertador-Instituto Pedagógico de Caracas.
Algunas reflexiones sobre pensar, luego escribir bien. Alfonzo, M.