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Educ@ción en Contexto, Vol. XI, N° 22, Junio-Diciembre, 2025. ISSN 2477-9296
Por qué una Pedagogía Desneocolonizadora. Alfonzo, M.
palabra, porque “la ignorancia es la causa de todos los males que el hombre se
hace, y hace a otros” (p. 32). De allí, el valor de un nuevo discurso, ya que, los
entornos de injusticia, opresión y explotación no es una novedad, siempre
arroparan a las personas más vulnerables que integran una sociedad.
Desde esta perspectiva, sólo cuando las personas asimilen profundamente
su situación de exclusión e igualen sus expectativas hacia una transformación
social, podrán transfigurarse en sujetos y actores colectivos, porque las personas
aprenden a cultivarse desde los escenarios de la vida cotidiana.
En este sentido, el alcance del pensamiento crítico está determinado por el
aprender a pensar como una herramienta poderosa que lleve a las personas a
tomar conciencia frente a las situaciones de injusticia, opresión e ideologías
dominantes y neocolonizadoras.
En consecuencia, Simón Rodríguez planteaba la necesidad de una práctica
educativa que avale el pensamiento crítico y la autoreflexión, los cuales son dos
aspectos idóneos que ayudan a develar los intereses subyacentes en las
estructuras hegemónicas. En otras palabras, enseñar desde la situación del que
aprende sin reducir la enseñanza y aprendizaje, tal como lo sostenía Freire (Op.
cit.), a un simple ejercicio de imponer o depositar ideas en el sujeto.
A tal efecto, la razón por la que han fracasado tantos programas y proyectos
educativos se debe a la imposición de ideas, el querer adoctrinar desde una visión
particular. Según Freire (Op. cit.), el objetivo de la educación liberadora es luchar
por los oprimidos, no conquistarlos; y dialogar sobre la visión de mundo que tienen
ambas partes. Por lo tanto, el lenguaje del educador debe ser de inclusión,