La literatura en el aprendizaje de las ciencias sociales.

Caso: Asignatura Historia

 

Zandra Herrera Jacobs [1]

zandraherrera@yahoo.es

 

Universidad Nacional Abierta

Venezuela

 

 

                                                                           Recibido: Octubre, 2017

                                                 Aceptado: Marzo, 2018

 

 

RESUMEN

 

Diversas investigaciones demuestran que la Historia es una asignatura que no le interesa a la mayoría de los estudiantes, considerándola de poca utilidad, requiriéndose sólo la memorización de datos para aprobarla; este problema conduce a plantear el estudio de la misma a través del análisis psicosocial de obras literarias. Para ello se presenta una investigación documental de los siguientes aspectos: la percepción acerca de la Historia que tienen los estudiantes, la relación entre Historia y Literatura, la Literatura en la enseñanza y aprendizaje de la Historia y el aprendizaje de la Historia a través del análisis psicosocial de obras literarias. Después de la investigación realizada se concluye que es necesario continuar aplicando este análisis con grupos de diferentes niveles educativos, analizar el potencial que tienen las obras literarias para el estudio de la Historia en general y utilizar otras estrategias diferentes a las tradicionales.

 

Palabras clave: Historia, Literatura, aprendizaje, Ciencias Sociales.

 

 

Literature in Social Science Learning. A History Course Case

 

Zandra Herrera Jacobs

zandraherrera@yahoo.es

 

Universidad Nacional Abierta

Venezuela

  

 

Received: October, 2017

                                                                    Accepted: March, 2018

 

 

ABSTRACT

 

It has repeatedly been shown through research, that most students are not interested in history. In fact, they consider it of little use,requiring only the memorization of data to pass it.  This problem has led researchers to focus on the study of history through the psychosocial analysis of literary works. This is why this documentary study has been presented, covering the following aspects: students’ perception of history, the relationship between History and Literature, the presence of Literature in the process of teaching / learning history, and the acquisition of history through the psychosocial analysis of literary works. After the research has been carried out, it is concluded that, continuing to apply this analysis with groups of different educational levels, analyzing the potential of literary works for the study of History in general, and using other strategies different from the traditional ones, are necessary measures to be implemented.

 

Keywords:  history, literature, learning process, social sciences.

 

 

A literatura na aprendizagem das ciências sociais. Caso: Matéria História

 

Zandra Herrera Jacobs

zandraherrera@yahoo.es

 

 

 

 

RESUMO

Diversas investigações demonstram que a História é uma matéria que não lhe interessa à maioria dos estudantes, a considerando de pouca utilidade, se requerendo só a memorización de dados para a aprovar; este problema conduz a propor o estudo da mesma através da análise psicosocial de obras literárias. Para isso se apresenta uma investigação documentária dos seguintes aspectos: a percepção a respeito da História que têm os estudantes, a relação entre História e Literatura, a Literatura no ensino e aprendizagem e a aprendizagem da História através da análise psicosocial de obras literárias. Após a investigação realizada conclui-se que é necessário continuar aplicando esta análise com grupos de diferentes níveis educativos, analisar o potencial que têm as obras literárias para o estudo da História em general e utilizar outras estratégias diferentes às tradicionais.

 

Palavras-chave: História, Literatura, aprendizagem, Ciências Sociais.

 

Introducción

En el ámbito de las Ciencias Sociales, la experiencia y la creatividad humana se expanden para diseñar proyectos destinados a definir estrategias de cambio en las políticas públicas, en la participación ciudadana, en la opinión pública y en la democratización del sistema político, con miras a la transformación de la sociedad, a su progreso social y material. En ellas se examinan y se evalúan las relaciones entre los seres humanos y se prepara a los ciudadanos para enfrentar los retos de la vida contemporánea.

Pero a pesar de la importancia que tienen las Ciencias Sociales, la asignatura Historia ha llegado a ser considerada inútil dentro del currículo. Prats (2007) expresa que hace ya más de treinta años que en Gran Bretaña se había encendido la luz de alarma acerca de que cada día era más patente que la mayoría de los estudiantes adolescentes no sentían interés por la Historia. Esta situación se mantiene hasta ahora y se refleja en los resultados de diversas investigaciones que se recopilaron en un estudio documental que se presenta en este trabajo, donde igualmente se propone el uso del análisis psicosocial de la Literatura como apoyo en el aprendizaje de la Historia. Este planteamiento se realiza debido a que se considera que las estrategias de enseñanza-aprendizaje utilizadas en las aulas influyen en la percepción que los (as) estudiantes tienen acerca de Historia.

 

Percepción de los (as) estudiantes acerca de la Historia

En Estados Unidos, Vansledright (1997), citado por Millán (2008), investigó a una muestra de 30 alumnos de 5º y 8º grados y estudiantes de secundaria, concluyendo que, en general, los alumnos le asignan un valor exiguo a la asignatura Historia y la ven como una serie de hechos que tienen que aprender. En España, según Prats (2000), las investigaciones mostraban que el alumnado consideraba la asignatura Historia, y la propia historia, como una materia que no necesitaba ser comprendida, sino memorizada. Siete años después, Prats (2007) da a entender que la situación persiste, y participa en lo expresado en el Seminario Internacional de Didáctica de la Historia celebrado en España en el 2007, acerca de que es importante que la Historia no sea para los escolares una verdad acabada, o una serie de datos y valoraciones que deben aprenderse de memoria.” (p.23)

Merchán (2002), basándose en los resultados de sus investigaciones, plantea que para los estudiantes la asignatura Historia consiste en la repetición de hechos que hay que memorizar, y que no es útil: “No sirve para nada. Si acaso, de tener alguna utilidad distinta de su valor académico, sería para tener cultura, aunque no siempre queda claro para ellos qué interés puede tener ese ser cultos.” (p.5)

En Venezuela, Millán (2008) realizó una investigación con estudiantes de Educación Básica, y los resultados obtenidos indican que existe una tendencia en la mayoría de ellos a definir la Historia como la narración y conocimiento de los grandes hechos y personajes del pasado. Por su parte, Del Valle (2006) expresa que en Venezuela “la Historia, como materia de estudio, no tiene la fortuna de contar con la entusiasta acogida de los estudiantes; no son pocos los que la ven como aburrida, innecesaria y anodina” (p.3). Según Aranguren (1997), los alumnos consideran la Historia como una actividad repetitiva, en la que el razonamiento es muy infrecuente, existiendo cierto rechazo y una especie de aversión hacia la asignatura.

Considerando la información anterior, se concluye que la Historia es vista por los (as) estudiantes, desde hace más de 25 años, como una asignatura de poca importancia, haciéndose evidente que la metodología empleada ha jugado papel preponderante en esta percepción. Esta situación es lamentable ya que la necesidad de la enseñanza de la Historia no resiste ningún tipo de cuestionamiento, pero es importante dejar clara la visión que al respecto se maneja en este trabajo.

La autora considera que la enseñanza de la Historia debe responder a los cuatro pilares de la educación expresados en el informe de la UNESCO sobre la Educación para el Siglo XXI, que da a conocer Delors (1996): Aprender a Conocer, Aprender a Hacer, Aprender a Convivir y Aprender a Ser.

“Aprender a Conocer” a través de estrategias que permitan ejercitar la atención, la memoria y el pensamiento crítico. Aquí hay que señalar que cuando se habla de ejercitar la memoria se refiere a la memorización asociativa, irreductible al automatismo, y a ser selectivos en los datos a aprender de memoria.  En el “Aprender a Hacer”, el aprendizaje de la Historia puede brindar aportes en la formación de la competencia personal para ejercer un trabajo, específicamente en el comportamiento ético, en la iniciativa, la perseverancia, en ser agente de cambio, lo cual está estrechamente unido al “Aprender a convivir”; a través del aprendizaje de la Historia se pueden formar valores para el trabajo en equipo, no solo en el ámbito laboral,  sino social en general, ayudar a formar al individuo para la búsqueda del bien colectivo, para la defensa de los Derechos Humanos, para la democracia, y todos estos aprendizajes conducirán, en general,  a “Aprender a Ser”, envolviendo el ser más humano, responsable, justo, inteligente, sensible y  crítico, entre otras cualidades.

Con el fin de lograr la formación de un profesional con esas características es necesario cambiar la metodología empleada en las clases de Historia, razón por la cual se propone el uso del análisis psicosocial de obras literarias en el aprendizaje de la Historia, planteamiento que se basa en los resultados de investigaciones y opiniones de expertos acerca de la relación entre la Historia y la Literatura, el método psicosocial de Paulo Freire y los resultados obtenidos por la autora de este artículo en investigación respecto a esta temática.

 

Relación entre la Historia y la Literatura

La relación entre la Historia y la Literatura ha estado signada por enlaces y desenlaces. El que la Historia se rigiera por las leyes de la retórica generó una separación a finales del siglo XVIII; posteriormente el estudio de la Historia asumió el método científico en búsqueda de la verdad objetiva y racional, centrándose en el aspecto económico de la sociedad, mientras que la Literatura debía tener un discurso narrativo, ficcional y neutral. Con la aparición de los llamados Estudios Culturales, en la década de los 80 se vuelven a encontrar Historia y Literatura; el discurso literario dejó de considerarse neutral y comenzó a presentar aspectos políticos en su relación con los demás hechos sociales.

Lo cierto es que a lo largo de estas etapas han surgido muchas opiniones e investigaciones, cuya revisión permitió a la autora encontrar diversos enfoques, pero también con muchos puntos en común, algunos de los cuales se presentarán a continuación.

Comenzaremos por una visión de la relación autor-lector de la novela histórica, que nos plantean Dubois (1996) y Burdiel y Serna (1996), quienes coinciden al señalar que en el interior del escritor resuenan voces que hablan de deseos, expectativas y frustraciones. Él capta toda esa energía social, esos nexos internos, sentimentales y emocionales de la Historia y se amplía su percepción. Luego plasma todos estos sentimientos en la obra literaria y, cuando ésta llega al lector, éste reescribe esas voces, las cuales también resuenan en su interior, pero sentidas desde un mundo totalmente diferente al del escritor, produciéndose también en él un ensanchamiento perceptivo, el lector, desde el lenguaje del escritor, vive su propia experiencia, se transforma (Herrera, 2013).

Ahora veamos qué han expresado algunos investigadores, basándose en el análisis de las obras literarias, acerca de la presencia de la Historia en la Literatura. Para Vila (2009) es necesaria la interdisciplinariedad, planteando que el estudio de la esclavitud en el mundo hispanoamericano y en el mundo anglosajón se puede realizar a través de la obra literaria Sab de Gertrudis Gómez de Avellaneda, publicada en 1841, y La cabaña del tío Tom de Harriet Beecher Stowe, publicada en 1852, respectivamente.

En Latinoamérica, la Literatura, en especial la novela, se ha constituido en un medio a través del cual se ha dado a conocer la Historia, y ha servido para dar voz a aquellos individuos oscuros, olvidados, que no tenían cabida en la Historia oficial. Al respecto, Ángeles (2000) señala que José María Arguedas, autor de la novela Ríos Profundos, referida a los Quechuas del Perú, “es considerado un escritor que, gracias a su convivencia con los indios, logra rescatar y representar sus voces en la literatura” (p. 258); y no sólo las voces de ellos, sino que también a través de los personajes de su novela logra representar a los diferentes actores sociales de América Latina.

A través de las novelas se pueden conocer también las violaciones de los derechos humanos por las dictaduras militares en Latinoamérica, y la historia cotidiana, los ámbitos privados, donde no se produce el olvido de las vejaciones sufridas por la población, tal como lo expresan, entre otros, Zamora (2009) y Jiménez (2007).

Para Zamora (2009) la Literatura es una fuente histórica auténtica que siempre guarda relación con la realidad, porque se basa en ella para reconstruirla, presentando como muestra de esto la obra Entre la muerte y la esperanza de José Díaz Rodríguez, publicada en el año 2006, y a través de la cual el autor transmite “la dinámica interna de su encierro, la guerra psicológica que establece con el jefe de sus torturadores y su antiguo condiscípulo de una de las escuelas cívico-militares fundadas por Fulgencio Batista” (p.3)

Jiménez (2007) considera que la Literatura da a conocer los problemas sociopolíticos de la sociedad mexicana, presentando un análisis de la obra Su Alteza Serenísima de Victoriano Salado Álvarez, publicada en 1984, a través de la cual se puede aprender de los males del militarismo y dejar una enseñanza moral en los lectores.

El tema de la inmigración también ha estado presente en la Literatura; para Fajardo (2009) no se conocen cuáles han sido los procesos que han contribuido a crear la imagen de América Latina, y una forma de lograrlo es a través de la retextualización de la Historia, proceso que implica llevar a la Literatura personajes que han estado esperando que se les convierta en personajes de ficción y, además, oponerse a la discursividad oficial. Pone como ejemplo de esta tarea la obra La República de los Sueños de Nélida Piñón, y la obra Santo Oficio de la Memoria de Mempo Giardinelli, que tratan el caso de los inmigrantes en Argentina y en Brasil, ciudadanos cuya voz se había mantenido callada porque se consideraba una amenaza sociopolítica, lingüística y religiosa para el pensamiento monolítico reinante.

La Literatura llega tan profundamente a la población que Mattos (2014) analiza el caso de lo ocurrido en 1983, cuando fue publicado el cuento Seva del escritor Puertorriqueño Luis López Nieves, acerca de la historia de la primera invasión norteamericana de la isla de Puerto Rico, en 1898. Esta obra fue publicada en un periódico sin indicarse que era ficción y se apoderó de la opinión pública. Era una historia que, a diferencia de la Historia oficial, daba a conocer que el puertorriqueño era valiente y había resistido la invasión.

En la Literatura llegamos a encontrar acontecimientos históricos que nunca se han contado y que carecen de significado para la población; he aquí el caso de la derrota del imperio español dirigida por Barradas en Tampico (México) en 1829, que es presentada en la obra El Seductor de la Patria de Enrique Serna, historia esta, señala Mendoza (2010), que no significa nada para el pueblo mexicano porque no se encuentra en el temario de la historia oficial.

En Venezuela se encuentran muchas obras literarias que reflejan la historia del país, tal es el caso de las obras de Miguel Otero Silva, entre ellas su segunda novela Casas Muertas. Para escribirla, Otero (1996), se estableció intermitentemente en el Estado Guárico, donde observó el colapso del pueblo de Ortiz debido al paludismo. Para Aizpúrua (2008) Casas Muertas es una obra en la cual hay un vibrante mensaje de denuncia social.

Lo antes señalado conduce a expresar que la Literatura es importante para dar a conocer esa Historia que no es reflejada en los libros de texto oficiales, esa Historia de aquellos cuya voz ha sido negada por no responder a los intereses políticos dominantes. La Literatura nos muestra esa Historia narrada por sus protagonistas, esas lecturas de la realidad, de la vida, realizadas a través de otras miradas, lecturas que se hacen desde el alma, desde lo más íntimo del ser humano, y que los autores de las obras literarias logran expresar con su sensibilidad. En este artículo se hace referencia a la Literatura escrita, pero es necesario dejar claro que la escritura constituye solo uno de los medios para hacer llegar hasta nosotros esas historias que son, a fin de cuentas, lo fundamental.

 

La Literatura en la enseñanza y aprendizaje de la Historia

Vista, en líneas generales, la relación entre la Literatura y la Historia pasaremos ahora a tratar el tema de la Literatura en la enseñanza y aprendizaje de la Historia. En las clases de esta asignatura está generalizado el uso del libro de texto, siendo necesaria la incorporación de materiales alternativos como las obras literarias para facilitar el aprendizaje de la misma, con el fin de que los estudiantes obtengan otros datos y no solo los que brinda la historia oficial. Pero la labor no es fácil ya que es común oír en discusiones  acerca del lugar que ocupa la Literatura en el espacio académico, que ésta sirve para sensibilizar al estudiante frente a la recepción de la palabra y para conocer algunos autores del universo literario, pero no consideran la posibilidad de que el estudiante, a través de ésta, desarrolle una visión crítica acerca de la realidad social, lo cual es considerado por la autora como el aspecto fundamental, ya que se amerita una educación para la vida.

Al respecto, Fuentes (2002) cita investigaciones realizadas en el Reino Unido por Asbhy y Lee (1987), Cooper (1992) y Williams Y Davis (1998) con estudiantes de Educación Primaria, observándose que en las tres indagaciones se establecieron niveles de acercamiento y comprensión del pasado empleando para ello la interpretación de evidencias históricas y analizaron las ideas que tienen los alumnos acerca del comportamiento, sentimientos y puntos de vista de las personas de otras épocas. Los resultados coinciden en que los alumnos que recibieron una educación basada en la reflexión e interpretación de una serie de fuentes presentadas en los diferentes temas de estudio, tienen mayor capacidad para recordar y utilizar más correctamente los conceptos abstractos aprendidos y la imaginación histórica, además, los alumnos eran capaces de realizar juicios coherentes acerca de las actitudes de personajes históricos.

En las tres investigaciones citadas anteriormente, aun cuando no se señala si entre los textos se encontraban obras literarias, se da a entender que se utilizaron materiales bibliográficos referidos a hechos históricos, diferentes al libro de texto escolar y que en estos materiales, al igual que en las obras literarias, se reflejaban aspectos relacionados con el ser, el hacer y el convivir de las personas de las épocas estudiadas porque  “los escritores tienen la facultad de llegar allí adonde no llegan los historiadores: las grandes pasiones, el alma humana, las utopías, los sueños” (García de Cortázar, 2010 citado en Castro, 2010, p.1).

En Francia, Girault (1983), Savary (1984) y Perrot (1984) citados en Villaquirán (2008) coinciden en muchos de sus planteamientos, y señalan las dificultades y errores responsables de la crisis en la enseñanza de la Historia, y dentro de sus recomendaciones plantean la necesidad de rescatar la memoria colectiva de los pueblos, alejar la Historia de su vertiente epopéyica y de la grandeza de Francia, y que los contenidos tuvieran más correspondencia con las contradicciones sociales. La Historia es la memoria de los pueblos y romper con el pasado conduce hacia el totalitarismo; la Historia es un método e instrumento de análisis y de formación de sujetos críticos.

En Estados Unidos, Levstik (1986), Mc Kinney, Warren y Jones (1993), VanSledright y K. Christine (1998) citados en Millán (2008) coinciden al señalar que los alumnos que han recibido una instrucción fundamentada en el texto regular, complementada con los cuentos y novelas históricas juveniles, tienen una visión de la asignatura más amena y divertida y una mayor comprensión del contenido temático que los estudiantes que utilizan solamente el libro de texto.

En España se tiene la experiencia de Tamayo y Esquivel (2006), quienes diseñaron y aplicaron una estrategia para el uso de la Literatura en la enseñanza-aprendizaje de la Historia del Deporte, concluyendo que los estudiantes consideran interesante la asignatura al utilizar las obras literarias.

En Venezuela, Rojas y Guédez (2003) expresan que el Instituto Pedagógico de Barquisimeto, en su programa de Maestría en Educación, mención Enseñanza de la Historia, ha venido desarrollando una línea e investigación relacionada con los problemas de la enseñanza-aprendizaje de la Historia en la educación venezolana y manifiestan que han sido escasos los trabajos de investigación culminados.

 

El aprendizaje de la Historia a través del análisis psicosocial de obras literarias

Considerando aspectos como los planteados anteriormente, la autora realizó una investigación acerca del aprendizaje de la Historia a través del análisis psicosocial de la obra literaria Casas Muertas de Miguel Otero Silva (1996). Para hablar de este análisis es necesario ubicarnos primero en el pensamiento de Paulo Freire (2008), quien consideraba que el hombre, capaz de transformar la realidad social, debe ser un sujeto crítico, con capacidad reflexiva, y esto se logra a través de la formación de una conciencia transitiva crítica. Esta conciencia es preponderantemente dialógica y atiende a hechos pasados y presentes proyectándose hacia el futuro. ¿Cómo se logra esto?  A través de una educación liberadora y el uso del método psicosocial. Freire creó este método para alfabetizar a los pobres que no sabían leer ni escribir en Brasil, en una época en la que leer y escribir era un requisito para votar en las elecciones presidenciales de ese país, pero, como bien lo señala Abratte (2012), los fundamentos de este método, su contenido filosófico y humano, tienen vigencia en cualquier espacio y tiempo, con la debida adaptación.

Freire (2008) crea el método psicosocial partiendo de la existencia de una educación tradicional que él denomina “bancaria”, porque el docente, dueño del saber, deposita éste en el alumno, quien no sabe nada y debe ser llenado con ese saber ajeno a él, privándolo de pensar, de crear y actuar.  El método psicosocial, a diferencia de la educación “bancaria”, considera que el docente y los educandos aprenden en comunión, en una relación horizontal, utilizando el diálogo crítico acerca de temas concretos de orden económico, político y social, donde el educando con su palabra analiza y reflexiona acerca de sus problemas y los de la sociedad en su conjunto.

Por lo antes señalado, se plantea el análisis psicosocial de las obras literarias para la enseñanza-aprendizaje de la Historia inspirado en el método de alfabetización de adultos creado por Freire, ya que en la enseñanza-aprendizaje de la Historia, tal como lo señalan las diversas investigaciones antes citadas, se utiliza la educación “bancaria” y el libro de texto. Esto no significa que el libro de texto sea malo, sino que es necesario que el estudiante tenga a la mano diferentes visiones de los temas que estudia; y se considera que una forma de conocer otros puntos de vista e historias que nunca han sido contadas en la Historia oficial es a través de las obras literarias. Freire (2008) también plantea esta opción cuando señala que “otro recurso didáctico, dentro de una visión problematizadora y no ‘bancaria’ de la educación, sería la lectura y discusión de artículos de revistas, diarios y capítulos de libros” (p.156)

La autora de este artículo, atendiendo a los resultados de su investigación, plantea que el análisis psicosocial de la obra literaria “Casas Muertas”, de Miguel Otero Silva (1996), influyó en los conocimientos que una muestra de 20 estudiantes de la carrera Licenciatura en Educación Integral de la Universidad Nacional Abierta (UNA) tenían acerca de la Historia Moderna y Contemporánea de Venezuela. Específicamente se trató el tema de las características del sistema político y de los sistemas de salud, educación y socioeconómico del medio rural, durante el gobierno dictatorial de Juan Vicente Gómez y su relación con el presente.

Los resultados obtenidos antes del análisis psicosocial de la obra literaria indicaron que el 100% de los estudiantes tenía una visión tradicional del aprendizaje de la Historia, emitiendo la mayoría de ellos respuestas que no correspondían a las características de la dictadura de Juan Vicente Gómez, aun cuando habían estudiado la Historia de Venezuela desde Primaria hasta la Universidad. Esta situación es preocupante porque se busca formar profesionales que defiendan los principios democráticos, lo cual se dificulta en la medida en la que no se comprenda el valor de dichos principios, siendo una de las vías para alcanzar esta comprensión el contraste con la situación opuesta, es decir, la dictadura.

El resultado se relaciona con la educación “bancaria” que ha prevalecido en las aulas de Historia, siendo un llamado a la reflexión el hecho de que la muestra la conforman estudiantes de educación que ejercen la docencia como docentes no graduados, es decir, los profesionales que se espera formen ciudadanos para una sociedad democrática, participativa y protagónica.

La autora señala que el análisis psicosocial de la obra literaria se realizó durante el desarrollo de un taller con tres sesiones presenciales y una actividad a distancia, en el cual se discutió críticamente la relación de la obra con la problematización de hechos sociales actuales. Antes y después del taller se aplicaron instrumentos que permitieron conocer la percepción de los estudiantes acerca del aprendizaje de la asignatura Historia y sus conocimientos relacionados con el periodo histórico en cuestión.

Finalizado el taller se compararon los resultados y se observó un cambio favorable en la percepción que tenían los estudiantes respecto al aprendizaje de la asignatura, y en los conocimientos acerca del periodo histórico en estudio. El 100% de ellos manifestó que la metodología utilizada les facilitó el aprendizaje de acontecimientos de la historia de Venezuela no tratados en los libros de texto, les dio a conocer la importancia del estudio interdisciplinar de la misma, a relacionarla con el presente y a considerar el valor de los encuentros grupales en los cuales se genere un diálogo crítico acerca del pasado y el presente con miras a mejorar el futuro.

El uso de esta metodología en la formación de los docentes resulta valioso sobre todo en los momentos actuales cuando, como lo señalan Gasca y Olvera (2011), hay importantes avances en la democracia pero también se observa una creciente apatía por la misma y poca participación ciudadana, siendo necesario, entre otras cosas, que la universidad asuma su función social y participe en la configuración de la ciudadanía democrática, partiendo por interrogarse  acerca del para qué enseña lo que enseña.

 

Consideraciones finales

Es necesario que la Historia no sea letra muerta sino una asignatura que permita la formación de valores democráticos en los estudiantes y les conduzca al análisis crítico de los problemas actuales de la sociedad y el planteamiento de soluciones, teniendo como referencia las experiencias del pasado. Para ello,  es necesario utilizar estrategias diferentes a las tradicionalmente empleadas en la enseñanza y aprendizaje de la Historia, siendo una alternativa válida el análisis psicosocial de la Literatura. Se requiere continuar aplicando esta estrategia con grupos de diferentes niveles educativos y analizar el potencial que tienen las obras literarias para el estudio de diversos tópicos de la Historia en general.

 

Referencias

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[1] Profesora Asociada de la Universidad Nacional Abierta. Doctora en Innovación Curricular y Práctica socio-educativa, Magíster Scientiarum en Educación Abierta y a Distancia, Especialista en gerencia educacional, Licenciada en Educación Dificultades de aprendizaje.